¿DE DÓNDE VIENE LA TRADICIÓN DE CELEBRAR LOS JUEGOS OLÍMPICOS CADA CUATRO AÑOS?

La tradición de celebrar cada cuatro años los Juegos Olímpicos tiene su origen desde sus comienzos en la antigua Grecia, su lugar de origen.

Se cree que los primeros Juegos Olímpicos de la Antigüedad se celebraron alrededor del año 776 a. C., sin embargo, no existe una fecha exacta reconocida por la Historia. Ya desde aquellos años, estos actos deportivos (que también tenían una gran importancia religiosa) se llevaban a cabo cada cuatro años. Por ello es que los actuales Juegos Olímpicos, retomados en 1894, también siguen esa misma temporalidad.

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En la Grecia antigua, los Juegos Olímpicos eran un acontecimiento social que merecía toda la atención. Durante los días que duraba este evento, no había nada más importante en la vida de los griegos que presenciar las diversas pruebas en las que los deportistas tomaban parte. De hecho, en el 300 a.C., fijaron la fecha de cualquier evento de acuerdo con la Olimpiada en que sucedía.

Aquellos que lograban vencer a sus rivales y destacar por encima de ellos se convertían en héroes y figuras públicas. Sus esfuerzos y victorias eran reconocidos con una corona de laurel en lugar de las tradicionales medallas que se entregan en el presente a los deportistas triunfadores. Los mejores poetas les componían crónicas donde narraban sus hazañas.

¿Por qué los Juegos Olímpicos eran importantes para los griegos?

La civilización griega honraba a un grupo de dioses a través de diversos actos deportivos donde los atletas demostraban sus habilidades y fortalezas en diversas pruebas físicas. Los Juegos Olímpicos se llaman de esa manera porque se llevaban a cabo en la ciudad de Olimpia, donde se hallaba un importante templo en honor al dios Zeus.

Sin embargo, no eran los únicos eventos deportivos que los griegos celebraban. También hay que mencionar los Juegos Píticos, los cuales eran dedicados al dios Apolo en su santuario de Delfos, al pie del monte Parnaso.

La tercera competencia deportiva eran los Juegos Ístmicos, los cuales se llaman de esa manera porque se efectuaban en el istmo de Corinto, que une la Grecia continental con el Peloponeso. Estos juegos eran en honor del dios del mar y los caballos, el gran Poseidón.

Por último, encontramos los Juegos Nemeos, que se llevaban a cabo al noreste del Peloponeso, donde se alzaba un santuario dedicado a Zeus Nemeo.

“Los Juegos ante todo eran una ceremonia religiosa que posteriormente se convirtió en un espectáculo que movía muchos intereses económicos y políticos”, afirma Fernando García Romero, catedrático de Filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid.

“Pero ese carácter religioso jamás se perdió. Los espectadores y los competidores siempre tuvieron en cuenta que era algo religioso por encima de cualquier otra cosa y eso se mantuvo hasta el final de los Juegos Olímpicos originales”.

¿Qué deportes se practicaban en los Juegos Olímpicos de la Antigüedad?

Algunas de las pruebas que se llevaban a cabo en los Juegos Olímpicos de la Antigüedad se siguen conservando en la actualidad.

  • Carreras
  • Salto de longitud
  • Lanzamiento de disco
  • Lanzamiento de jabalina
  • Lucha
  • Pugilato
  • Pancracio
  • Carreras de carros
  • Carreras de caballos
  • Pentatlón

A partir del 396 a. C. los Juegos Olímpicos incorporaron competencias de carácter artístico. Tal era el caso de los concursos de heraldos y trompeteros. Años después, cuando el emperador Nerón llegó al trono, se agregaron pruebas musicales, de canto y actuación.

El día de la inauguración de los Juegos Olímpicos, los atletas, hermanos varones, padres y entrenadores de los atletas hacían un juramento a Zeus. En el mismo prometían respetar todas las reglas y aseguraban haberse preparado por lo menos durante 10 meses.​

El final de una tradición

Con la adopción del cristianismo por parte del Imperio Romano, estas competencias llegaron a su final en el año 393 d.C. cuando el emperador Teodosio los prohibió al considerarlos un acto pagano. Hay que tomar en cuenta que los Juegos Olímpicos y sus competencias hermanas rendían culto a deidades no reconocidas por el cristianismo.

“Si hay algo que las autoridades cristianas criticaban por encima de cualquier otra cosa era que para ellos ir o participar en un espectáculo deportivo era rendir culto a un dios que no era el suyo”, dice el catedrático Fernando García Romero.

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