En filas de usuarios bancarios no hay sana distancia

A las afueras de una institución bancaria en avenida Hidalgo de la ciudad, las filas de personas que desean ser atendidas por ejecutivos o cajeros humanos son largas, sobre todo alrededor de la quincena.

Se trata de un grupo de individuos, hombres y mujeres que quieren guardar su dinero, cobrar un giro, abrir una cuenta o realizar algún depósito.

Uno llega hasta el interior, después de una larga espera en la calle, que puede demorar hasta una hora u hora y media.

En la recepción, los ayudantes le ponen a uno gel en las manos, toman la temperatura en el cuello a los usuarios y pasan la tarjeta digital por el señalizador.

Una vez dentro, no hay más de dos o tres personas en espera de ser atendidas, pero, se preguntará usted, ¿a qué vienen tantos vericuetos?

En realidad, las cosas comienzan a ir bien pero sólo dentro de la institución bancaria, con el fin de que las personas no se apelotonen y sean atendidas con extremo de precauciones higiénico-protocolarias.

Pero fuera de ahí, las personas dialogan, se saludan, se besan, platican, interactúan con sus semejantes incluso ante el riesgo de sufrir un contagio por covid-19 que del 19 pasó al 20 y posiblemente se amplié al 21 en su calidad de amenaza a la población mundial.

Así que, ¿cuál sana distancia en las afueras de ese banco? Y uno se pregunta también, la enorme cantidad de transpiraciones humanas, flujos salivales y otras sustancias que se vierten ahí, por aquello de guardar  o no guardar la sana distancia que, al parecer en los alrededores, no más no se da.

Gabriel Rodríguez Informativo Render Noticias.

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