Tu mascota sufre el humo del tabaco mucho más de lo que crees

Fumar supone comprar un gran número de papeletas para una rifa en la que el “premio” es el cáncer. Algunos fumadores no desarrollan tumores, pero sí que se ven afectados por trastornos cardiovasculares o problemas respiratorios de todo tipo, como le enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Afortunadamente, hoy en día la población dispone de información suficiente sobre las consecuencias que puede acarrear el consumo de cigarrillos, e incluso las propias marcas de tabaco están obligadas a incluir una advertencia muy explícita en sus cajetillas. Finalmente, cada cual decide si quiere poner en riesgo su salud. El problema es que no siempre se trata del bienestar de uno mismo, ya que también pueden verse muy perjudicadas las personas a su alrededor.

 

La figura del fumador pasivo es también cada vez más conocida, de ahí que en la mayoría de países esté prohibido fumar en lugares públicos. Pero lo que muchos fumadores no saben es que no solo las personas se ven afectadas por este humo de segunda mano. También lo sufren las mascotas, quienes pueden enfermar por culpa de los malos hábitos de sus dueños y, además, lo hacen con una probabilidad mayor que la de los propios humanos. La situación es mucho más preocupantes de lo que parece, como se deduce de una encuesta llevada a cabo recientemente por la compañía de seguros MORE TH>N y compartida en Metro. En ella, se muestra la gran cantidad de humo que inhalan tanto los perros como los gatos de los fumadores, que en algunas ocasiones ni siquiera son conscientes del daño que les están haciendo.

Miles de cigarrillos al año

La encuesta se realizó a 2.000 propietarios de mascotas, que aseguraron fumar junto a ellas un promedio de 9 cigarrillos diarios, lo cual supone 3.285 cigarros al año. Esta cifra ya es suficientemente alarmante, pero se elevaba aún más en personas que pasaban más tiempo en casa, fumaban una cantidad mayor o, simplemente, vivían con otros fumadores. En esos casos se podían alcanzar los 15 cigarrillos al día, situándose en los 5.475 al año.

 
 

De todos ellos, el 78% reconocieron que sabían que esto podría estar afectando de algún modo a sus amigos peludos y el 68% se mostraron dispuestos a dejarlo si su veterinario les alertaba sobre el peligro que suponía.

 

Y el peligro no es poco, según los estudios que varios veterinarios han publicado en las últimas décadas. Es el caso del equipo de investigación de la doctora Clare Knottenbelt, de la Universidad de Glansgow, quien ha llevado a cabo la estimación de la cantidad de nicotina que pasa a perros y gatos a través del análisis de su pelo.

Varios de estos estudios concluyen también que los perros tienen un 60% más de probabilidad de contraer cáncer de pulmón y que los gatos doblan sus posibilidades de desarrollar un linfoma maligno. Es cierto que el cáncer de pulmón es más probable en razas de perro de hocico corto, como el pekinés o el shih tzu, posiblemente porque los que tienen el morro más largo retienen en él los componentes cancerígenos. No obstante, esto no les libra del cáncer, sino que promueve otro tipo de tumores, como el de nariz. Este es el caso de razas como el collie o el labrador.

Algunos investigadores apuntan incluso a que el humo de segunda mano es más peligroso para las mascotas que para los humanos, puesto que pasan más tiempo en la casa, cerca del fumador, pero también de tejidos impregnados, como los de las alfombras o los cojines. Esto último afecta especialmente a los gatos, aunque también se ha comprobado en perros.

 

La encuesta de MORE TH>N señala también otros puntos preocupantes, como que uno de cada cinco participantes reconocieron que su mascota había comido al menos un cigarrillo en el último año.

 

Esto se puede prevenir evitando dejar las colillas o los cigarrillos sin encender en lugares a los que pueda acceder el animal. Sin embargo, para evitar que inhalen el humo la mejor solución es dejar de fumar. Lo agradecerá la salud del fumador, pero también la de todos los que le rodean, caminen sobre las extremidades que caminen.

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