El Parlamento francés adopta una ley para proteger los ruidos y olores del campo

Texto por:Vicenta Linares/RFI

Se llamen Marcel o Maurice, los gallos franceses podrán cantar sin temer conflictos entre vecinos… Es el objetivo del texto para “proteger el patrimonio sensorial del campo”, adoptado definitivamente el jueves por el Parlamento francés, mediante un voto final unánime del Senado.

El cacareo del gallo, el tañido de las campanas y el olor de los establos serán protegidos en Francia. El Parlamento francés adoptó este 21 de enero una ley para proteger los sonidos y olores del campo, el llamado “patrimonio sensorial”.

El objetivo es evitar litigios por los ruidos u olores propios del campo, como el que enfrentó a dos vecinos en una batalla legal por el canto matutino del gallo Maurice en Oléron, una isla en la costa atlántica de Francia.

El secretario de Estado encargado del mundo rural, Joël Giraud, dijo que se trataba de “una buena propuesta de ley de defensa de la ruralidad”. “La vida en el campo supone aceptar algunas molestias”, apuntó.

La ley declara característicos del medio rural el tañido de las campanas de la iglesia, el canto de los grillos o el olor de los establos de caballos. El proyecto también prevé que los servicios regionales del inventario del patrimonio cultural se encarguen de estudiar y calificar la “identidad cultural de los territorios”.

Conflictos cada vez más frecuentes

Para el ponente del texto en el Senado, Pierre-Antoine Levi, “el simbolismo es fuerte”. Y el texto “puede ser una herramienta útil para los representantes electos locales en el día a día, para apoyarlos en su labor educativa y de mediación”, y permitirles desactivar los conflictos antes de que surjan. 

Ciertos conflictos, que a menudo hacen sonreír, a veces terminan en los tribunales. Y estos pleitos podrían aumentar aún más, “con las ganas de campo” generadas entre los ciudadanos urbanos por el confinamiento, señalaron varios senadores.

La iniciativa de proteger el “patrimonio” rural se remonta al alcalde de Gajac, un pueblo de 400 habitantes del suroeste de Francia, Bruno Dionis du Séjour. El agricultor jubilado había escrito una carta abierta contra los recién llegados de “origen mayoritariamente urbano” que se trasladan al campo “y descubren que los huevos no crecen en los árboles”. El líder local recibió un apoyo masivo, entre otros, del Parlamento.

Con AFP

 

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