¿Qué hacer con el combustóleo?

Por Octavio Arellano Rabie/plumaje/Animal Politico

No es sostenible, ni económica ni ambientalmente, mantener el nivel actual de producción de combustóleo. Es imperativo hacer la reconfiguración de todo el sistema para reducir el nivel a un 5-10% sobre la producción total (y no el 28% a 40% que hoy tiene en las tres refinerías no reconfiguradas).

Las prioridades en el subsector de la refinación de petróleo crudo están de cabeza. El secretario de Hacienda señaló recientemente en una entrevista que le hizo Leo Zuckerman en su programa “La Hora de Opinar”, que el presupuesto destinado para el programa de rehabilitación del sistema nacional de refinación era de 20 mil millones de pesos, mientras que el presupuesto estimado para la nueva refinería de Dos Bocas, al tipo de cambio actual (y si realmente cuesta lo que se está presupuestando) será diez veces superior (esto es, 200 mil millones de pesos).

Con el presupuesto para la rehabilitación de las seis refinerías existentes se alcanzaría el máximo nivel técnico posible de producción, que para fines de este ejercicio vamos a establecer en un millón 394 mil barriles diarios de productos derivados del proceso de refinación de crudo. Este es el nivel de la máxima producción que han alcanzado cada una de las seis refinerías en los últimos quince años (entre 2005 y 2019), por lo tanto, es un nivel que sí se ha alcanzado históricamente, y no sólo como estimación técnica.

Para este año de 2020 se ha confirmado la meta de llevar la producción del sistema de refinación nacional a un millón de barriles diarios, lo cual representa un incremento del 59% frente al volumen producido en 2019. Este aumento equivale a 371 mil barriles diarios adicionales, que es más de lo que produciría Dos Bocas dentro de tres años.

Sería factible pensar, entonces, que el nivel máximo de producción total del sistema de refinación nacional actual se podría alcanzar en 2021, con un aumento sobre 2020 del 39%, y otros 394 mil barriles diarios adicionales. Esto es, otro Dos Bocas.

En suma, parece ser que invirtiendo la décima parte de lo que se espera invertir en Dos Bocas, sería posible producir más de dos veces de lo que se estima que producirá la nueva refinería.

¿Cuál es el truco?

Pues resulta que los 20 mil millones de pesos destinados al sistema nacional de refinación actual sólo alcanzarían para darle una manita de gato a las seis refinerías existentes, pero no se estarían atendiendo todos los aspectos necesarios para que generen productos de la calidad necesaria para cumplir con la normatividad ambiental y competir con las importaciones de combustibles que seguirán llegando de manera creciente.

En particular, no se está incluyendo la reconfiguración para minimizar la producción de combustóleo de las tres refinerías que aún no la tienen (Salamanca, Tula y Salina Cruz), y que representan el 57% del volumen de producción del sistema y el 81% de la producción total de combustóleo.

En estas condiciones, al llegar a la meta de un millón de barriles diarios de producción, el sistema nacional de refinación estará produciendo 213 mil barriles diarios de combustóleo, un 39% más que el año pasado, aún en el mejor de los casos (que sería suponer que las tres refinerías ya reconfiguradas llegan a su producción máxima posible y las otras tres complementan lo necesario para llegar al volumen meta).

Si se mantuviera esta situación, para alcanzar el nivel de producción máximo posible en el sistema nacional de refinación actual, y al nivel de eficiencia que hoy se tiene, la generación de combustóleo llegaría a 338 mil barriles diarios. De aquí deriva gran parte del problema que se ha suscitado con las energías renovables en el sector eléctrico. La única salida comercial viable del combustóleo es, previsiblemente, que lo consuma la CFE.

No es sostenible, ni económica ni ambientalmente, mantener el nivel actual de producción de combustóleo. Es imperativo hacer la reconfiguración de todo el sistema para reducir el nivel a un 5-10% sobre la producción total (y no el 28% a 40% que hoy tiene en las tres refinerías no reconfiguradas).

Con la reconfiguración, en vez de 338 mil barriles diarios de combustóleo, se podrían generar más de 300 mil barriles de combustibles destilados (gasolinas, diesel, turbosina). Y en dos años (o tres), se solucionaría el conflicto con las energías renovables.

Además, si se hacen las cuentas con rigor y sin apasionamiento, es posible que con la rehabilitación verdaderamente integral del sistema de refinación actual ya no sea necesario construir una nueva. El costo será superior a los 20 mil millones de pesos, pero seguramente muy inferior a los 200 mil millones que costaría una refinería nueva.

Para hacer menos difícil una decisión así, sería factible aprovechar lo ya construido en Dos Bocas para hacer un centro de almacenamiento y mezcla de crudo y combustibles de primer nivel y, en su caso, aprovechar los pedidos de maquinaria y equipo en las refinerías actuales.

* Octavio Arellano Rabiela (@oarellano141027) es consultor y promotor de proyectos de infraestructura y desarrollo regional. Asociado fundador de Construir las Regiones, A.C. y de la Academia Mexicana de Profesionistas en Evaluación Socioeconómica de Proyectos, AMPRES. Participó como asesor externo en la formulación de la estrategia económica del Plan Puebla-Panamá, en su vertiente mexicana que incluía a nueve entidades federativas del Sur-Sureste.  También fue parte del grupo de trabajo que formuló la estrategia de desarrollo integral del Sur-Sureste, aún vigente, en el seno de la Comisión para el Desarrollo Integral de la Región Sur-Sureste, CDIRSSE, de la CONAGO. Vivió diez años en la ciudad de Campeche, durante los cuales recorrió la región peninsular como consultor y promotor de proyectos.

 

 

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