¿Se puede creer en las encuestas electorales?

Cada que en el país las encuestas electorales siempre han sido un tema importante no sólo para los asesores político, sino para los propios medios de información, los contendientes y lo más importante, para los ciudadanos, por lo cual han desatado numerosos debates sobre la veracidad de las mismas, su alcance, regulación y su propia difusión.
A menos de 2 meses de la jornada electoral, en Zacatecas ha comenzado una guerra de encuestas, las cuales parecen más propaganda política que instrumentos de medición, con el fin de crear la percepción de que uno u otro candidato lleva la delantera, lo que contribuye más al desprestigio de esos instrumentos científicos encargados de dimensionar la opinión pública.
Un día aparece un candidato liderando las encuestas y el otro ya hubo un vuelco en favor de otra u otra o la cosa cambia dependiendo de quién muestre la encuesta. Y no crea usted que los porcentajes de diferencia son pequeños, tal es el caso de Zacatecas donde son 18 puntos porcentuales o más de “ventaja” sobre el segundo lugar.
Al parecer, estas encuestas tienen un objetivo muy claro: el crear una percepción general de que un candidato en cuestión va adelante en la batalla por la gubernatura.
Todos los días aparecen nuevas “mediciones” nuevas encuestas. Así que si le llega una encuesta, no le crea mucho, el objetivo de la misma es persuadirlo.
El principal objetivo de las encuestas electorales es medir la preferencia del elector, convirtiéndose de esta manera en una fuente de información para los consultores políticos que buscan posicionar dentro del mercado electoral al candidato y al partido político, ayudándoles a definir las tácticas políticas durante el periodo de campaña.
Hay un fuerte debate sobre confiar o no confiar en la información que arrojan estas encuestas a causa de la fuerte influencia que pueden tener en la opinión pública para manipular u orientar la decisión del ciudadano. Más allá de las posturas diversas que puede haber sobre el tema, es evidente que las encuestas electorales pueden ser parciales o manipuladas.
Aunque no podemos ignorar el hecho de que hay estudios que se alejan del propósito inicial e intentan influir en los ciudadanos, existen de igual forma encuestas de alta calidad informativa que dan a conocer la opinión del electorado y ayudan a que tanto el ciudadano como el consultor político tome mejores decisiones. Sin embargo las verdaderas encuestas, con resultados reales, casi nunca se difunden ni se publican, porque representan información estratégica para el poseedor de la misma.

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