‘Super Jonas’, el afortunado millonario que sedujo a los noruegos

Por RFI

El probable próximo primer ministro de Noruega será seguramente Jonas Gahr Støre de 61 años. El laborista hizo campaña con el eslogan “Ahora le toca el turno a la gente corriente”, pero Jonas Gahr Støre no tiene nada de corriente.

Viene de una familia acaudalada que hizo fortuna con una empresa de fabricación de estufas que su abuelo había salvado de la bancarrota y se estima que su riqueza asciende a 140 millones de coronas, unos 14 millones de euros, según la revista Kapial.

“Mis finanzas no son ordinarias, pero muchas otras cosas de mí lo son”, le gusta responder a los que le echan en cara su cuenta bancaria.

Originario de Oslo (1960), está casado y tiene tres hijos. Es muy cercano al jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, ex primer ministro noruego y del que fue su canciller y ministro de salud entre 2005 y 2013.

Cuando Stoltenberg se fue a dirigir la OTAN, Støre fue el elegido para reemplazarle como líder laborista, algo que no cayó muy bien entre algunos de sus miembros que lo consideraban demasiado elitista por su riqueza, por su educación privilegiada en Sciences Po en París, en la London School of Economics y por su paso por la prestigiosa en la Harvard Law School. Y por si fuera poco, entre los laboristas no encajaba tampoco que hablara francés.

No siempre llueve a gusto de todos, pero Støre ha sabido ganarse la confianza de los suyos y de una gran parte de los electores en estas elecciones legislativas. También se le conoce con el apodo de ‘Super Jonas’ por los éxitos que tuvo como director de la Cruz Roja Noruega.

Pero Støre no sólo es un heredero político y acaudalado, es un tipo con suerte que en los últimos años ha escapado a dos atentados. Uno en 2008 en un hotel en Kabul durante un ataque terrorista talibán que se cobró la vida de seis personas.

También era uno de los objetivos del extremista de derecha Anders Behrin Breivik que en 2011 mató en la reunión de jóvenes socialdemócratas en la isla de Utoya a 69 personas y a ocho cerca de la sede del gobierno en Oslo.

Si los cálculos no fallan y tampoco lo hacen sus aliados favoritos (la izquierda socialista y el centro) tomará las riendas del reino escandinavo después de ocho años de gobierno conservador.

(con AFP)

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