Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): el mejor tratamiento para la violencia doméstica

El maltrato a la mujer y la violencia doméstica son términos cada vez más familiares. En buena parte se lo debemos a la pandemia, que ha aumentado en un 10% la incidencia de estos abusos físicos y psicológicos. Pero el mayor peso se lo llevan sin duda los casos mediáticos de hombres condenados a prisión entre 2 y 4 años por este delito. 

Desde nuestra perspectiva, la penalización legal de los maltratos parece ser la mejor forma de “reeducar” a quienes abusan de su familia e hijos. Sin embargo, el Departamento Correccional de Iowa asegura que, para evitar reincidencias, lo más aconsejable es seguir una terapia contra la violencia doméstica llamada ACT o Terapia de Aceptación y Compromiso. 

¿Qué es la Terapia de Aceptación y Compromiso?

man sitting on chair covering his eyes
Vía Unsplash

El ACT es una terapia específicamente desarrollada para tratar la violencia doméstica. A diferencia de otros métodos psicológicos que buscan cambiar las creencias del hombre o la mujer abusiva, el ACT se enfoca en la cognición y las teorías conductuales. Intenta entender qué está originando las conductas agresivas en la persona, para luego poder tratarlas a través del reconocimiento de valores y la inteligencia emocional.

“Hay muchos factores que contribuyen a la violencia doméstica, incluida la falta de habilidades para manejar las emociones, así como creencias dañinas hacia la pareja. Es realmente difícil eliminar un pensamiento, una emoción o un sentimiento que surge, pero podemos enseñarle al cerebro cómo manejarlo.”.

Amie Zarling. psicóloga en la Universidad de Iowa y creadora de la terapia ACT contra la violencia doméstica

Amie Zarling creó este método de desarrollo psicológico en 2010, tras una breve visita a la correccional de Iowa. Durante su estadía, la psicóloga se dio cuenta que la prisión ya tenía un programa de “terapia” para los hombres acusados de violencia doméstica, conocido como“Modelo Duluth”. 

El problema con este modelo es que fue desarrollado en 1980, cuando se creía que la violencia doméstica era únicamente causada por el sexismo. Por tanto, buscaba “obligar” a los hombres a cambiar sus creencias a cambio de salir de prisión. 

Al revisar la evaluación interna en la correccional, Zarling descubrió que estos “cambios de creencias” no habían mejorado ni un poco la reincidencia de las agresiones. Lo que la llevó a crear un método, a su parecer, más efectivo y sincero con las personas que quieren volver a casa con sus familias.

La eficacia de la terapia ACT contra la violencia doméstica habla por sí sola

woman and man holding hands
Vía Unsplash

De momento, la psicóloga solo ha puesto a prueba esta terapia en las correccionales, ya que es donde suelen reunirse los peores casos de violencia doméstica. Sin embargo, cree que este método también podría ser utilizado en los hogares como otro tipo de “terapia de pareja”. Principalmente porque, hasta ahora, ha demostrado ser bastante eficaz. 

 

En 2010, el ACT comenzó a utilizarse en la Correccional de Iowa. De los 15.000 hombres acusados de abuso doméstico que fueron tratados ese año, solo el 13% volvió a reincidir en sus actos tras ser liberados. 

Al principio muchos dudaron sobre esta cifra, ya que pensaban que las familias simplemente optaron por ocultar el maltrato. Pero varios informes posteriores de la Correccional confirmaron que, efectivamente, las agresiones habían disminuído. Al menos las agresiones físicas.

Las víctimas encuestadas al año siguiente de la liberación del agresor no mostraban nerviosismo al preguntarles sobre sus esposos. Tampoco heridas o cicatrices recientes en los brazos o en la cara. Lo que significaba que algo había cambiado definitivamente en su relación. 

Este verano, Zarling se propuso llevar a cabo otro ensayo penitenciario en Estados Unidos, después de tres años luchando contra las limitaciones de la pandemia. Si la efectividad de esta terapia ACT se repite, entonces es posible que la violencia doméstica ya no tenga que ser un delito común en el siglo XXI. 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *