Virus “devoradores” atacan a la superbacteria incurable de una mujer

Los virus son patógenos que “secuestran” las células de los seres vivos para hacerlas propias. Hemos visto su peligrosidad estos últimos años, a través del Covid-19, pero nunca hemos pensado en el lado positivo que tiene ciertos virus … porque sí, existe.

Afotunadamente, el nuevo informe publicado en la revista Nature nos demuestra cómo los virus pueden ser beneficiosos para atacar infecciones desarrolladas por superbacterias resistentes a los medicamentos. Ello a través del caso de una mujer belga que, tras tres años de tratamiento antibacteriano, al fin pudo ponerse de pie.

 

La mujer que fue salvada por un ataque de virus

Créditos: Gut Microbiota for Health

De acuerdo al informe, la mujer tenía unos 30 años aproximadamente, y había estado viviendo con una infección durante casi dos años. Esto a consecuencia de una grave herida en el fémur, recibida durante el bombardeo de Bruselas de 2016, y que tuvo que ser reparada con cirugía. 

Desafortunadamente, poco después de la intervención, contrajo otra serie de infecciones bacterianas que la obligaron a someterse a una medicación continua, pero sin señales de recuperación. Al cabo de varios meses, los médicos confirmaron que la mujer portaba una superbacteria llamada “Klebsiella pneumoniae”, causante de la falla antibiótica y la falta de cicatrización de los tejidos en la pierna.

En consecuencia, los especialistas decidieron aplicar un protocolo de emergencia y utilizar fagos, es decir virus, en lugar de medicamentos para atacar a esta superbacteria. Sorpresivamente, este tipo de terapia resultó ser exitosa contra la superbacteria, al punto de que la mujer volvió a caminar en poco menos de tres años. Esto gracias a las terapias consecutivas con bacteriófagos.

Los hallazgos parecen mostrar que los fagos se pueden usar en sincronía con los antibióticos para tratar infecciones que de otro modo serían incurables. En este caso, se cree que este proceso mejora su potencia y reduce el riesgo de que las bacterias aprendan a burlar a los fagos”.

Paul Turner, profesor de la Universidad de Yale

El enemigo de mi enemigo es mi amigo

Los bacteriógrafos son considerados también virus “devora bacterias”, y fueron descubiertos en 1910 durante una investigación médic para determinar tratamientos potenciales contra las infecciones bacterianas. Sin embargo su uso en el campo médico se retrasó por años, debido a que eran mucho más difíciles de almacenar, purificar y distribuir en comparación con los antibióticos químicos de amplio espectro.

Al menos, hasta que se demostró en 1960 que los antibióticos no virales no eran tan milagrosos como esperábamos para atacar bacterias; sino que, por el contrario, habían propiciado el desarrollo de “superbacterias” resistentes en el cuerpo. Mucho más complejas y mortales que cualquier otra infección conocida en las últimas épocas

Las bacterias han desarrollado resistencia a estos medicamentos con el tiempo, hasta el punto en que ahora estamos viendo infecciones que no se pueden tratar en absoluto. Entonces, comprensiblemente, el renovado interés en los fagos como arma contra las bacterias”.

 Paul Turner

 

Desde entonces, el uso y estudio de estos virus ataca bacterias se ha impulsado en el campo médico. Principalmente en cuanto al desarrollo de nuevas terapias rentables para los pacientes con resistencia antimicrobiana: las terapias de fagos.

Combatir a las superbacterias con virus 

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Vía Pixabay

Aunque ya hay ensayos en curso sobre virus que atacan superbacterias resistentes, aún existen muchas dudas en cuanto a su utilización en el campo médico. Esto debido a que no existen protocolos estipulados para estas terapias, que permitan asegurar al paciente que la dosis que recibe es efectiva y segura, según Turner.

En su lugar, cada equipo médico está siendo guiado por su intuición con respecto a estos patógenos. Por ejemplo, la terapia de fagos aplicada a la mujer con la superbacteria, se centró en la implantación de estos patógenos en la zona afectada a través de procesos quirúrgicos. Es decir, se tuvo que extraer la piel muerta de la zona e inyectar los bacteriofagos directamente. 

Sin embargo, otros estudios han recurrido al uso de inyecciones para facilitar el paso de estos virus al cuerpo y agilizar al ataque de las superbacterias. Esto a fin de evitar una reacción inmunitaria severa durante su incorporación.

En cualquier caso, gracias a este caso la terapia con fagos está experimentando un resurgimiento en la medicina, y eso es lo más importante. Ahora lo que resta es el desarrollo de nuevas investigaciones que normalicen su aceptación por parte de los médicos.

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