Así son los ácaros que viven en nuestra piel según un estudio de ADN

Los “Demodex folliculorum”, también conocidos como los ácaros de la piel, siempre han tenido muy mala fama. Algunos ignoran su existencia, ya que no quieren pensar en animales microscópicos viviendo en su piel. Mientras que otros los consideran parásitos productores de la sarna, y como tal, criaturas indeseables para el ser humano. 

Sin embargo, varias universidades han demostrado en un análisis genético conjunto que los ácaros de la piel son en realidad huéspedes amistosos. Lo que le da a estos “bichos” la posibilidad de cambiar todas esas especulaciones negativas sobre su existencia.

¿Qué son realmente los ácaros de la piel?

Modelado 3D de un ácaro de la piel | Créditos Sciences

Muchas personas suelen confundir a los ácaros de la piel con los ácaros que habitan en las sábanas, cuando no es así. Aunque ambas criaturas son arácnidos, parientes de las garrapatas, los D. folliculorum son una especie exclusiva del ser humano que se transmite al nacer. 

Estos bichos rechonchos como gusanos, miden unos 0,3 mm de largo y viven de dos a tres semanas en nuestras caras. Concretamente, dentro de los poros, en donde se aparean cada noche para seguir incrustados en la piel hasta el final de nuestros días. 

De acuerdo con el nuevo análisis de ADN, los ácaros de la piel no son microbios chupasangre como se creía. Su principal alimento dentro de los folículos es el sebo. Es decir, la sustancia aceitosa que hidrata nuestra piel aunque, en exceso, puede propiciar el acné resistente.

Por lo tanto, nuestra colección particular de ácaros en teoría ayuda a la piel a mantenerse seca y suave en las peores condiciones. Algo así como un exfoliante biológico para remover células muertas y grasa de los poros.

Entonces, ¿por qué se les considera “parásitos”?

Lamentablemente, algunos científicos todavía creen que su forma de alimentarse es peligrosa para la piel. No solo porque consumen gran parte del sebo de la cara, sino también porque deben defecarlo en algún momento. 

Hasta hace poco, se creía que los ácaros de la piel carecían de ano. Por lo tanto, acumulaban los desechos de sebo durante toda su vida hasta que finalmente los liberaban en una “explosión de desechos”. Esto por supuesto, tras su muerte. 

Como resultado, los poros aparentemente sufrían irritaciones o infecciones resistentes como la sarna o la urticaria. De allí que también se les conozca como ácaros del sarna. 

Sin embargo, entre las muchas cosas que confirmó el análisis de ADN, está el hecho de que los ácaros de la piel sí tienen ano. De hecho, los machos tienen también un pequeño pene que sobresale en la parte delantera de su cuerpo. Lo que significa que dejan residuos ocasionales en la piel, que no son lo suficientemente dañinos como para provocar una reacción cutánea

“Es más fácil y rápido simplemente culpar a los ácaros”.

Alejandra Perotti, profesora de Biología de Invertebrados de la Universidad de Reading en Reino Unido

Los ácaros pasarán a formar parte de nuestra piel

Lós ácaros de la piel también pueden entrar en los poros de los folículos | Créditos: Look at sciences

Aunque posiblemente el hallazgo más inesperado del estudio de ADN fue descubrir que los D. folliculorum son organismos extremadamente simples:

  • Mueven sus patitas enanas sirviéndose de solo tres músculos.
  • Sobreviven con una cantidad de proteínas mínimas, menores a cualquier otro microorganismo.
  • Y pasan toda su vida aislados en los poros de nuestra piel, para protegerse de los rayos ultravioleta.

Lo que quiere decir que su disposición genética es muy inestable, y en cualquier momento dejarán de ser animales externos para convertirse en simbiontes internos. Es decir, un microorganismo más dentro de nuestra piel

Quizás cuando llegué esa transformación se revelen muchas más incógnitas sobre estos huéspedes inesperados en el ser humano. Pero, por lo pronto quedémonos con que los ácaros de la piel no son tan malos como parecen. 

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