Camas de cobre: el truco para reducir las infecciones bacterianas en la UCI

Se dice que en la antigua Babilonia los soldados afilaban sus espadas de bronce después de la contienda y colocaban las limaduras resultantes sobre sus heridas, para prevenir infecciones. El bronce es una aleación de cobre y estaño. El segundo poco podía hacer por la curación de los heridos, pero el primero sí parecía tener un efecto positivo. De hecho, no fueron los únicos en usarlo. También los médicos de la antigua China lo utilizaban para tratar múltiples dolencias e incluso en la actualidad se usa en lugares muy transitados para prevenir la transmisión de microbios. Es el caso de Fantasilandia, un parque de atracciones ubicado en Chile, que en 2017 tomó la determinación de utilizar este material para fabricar algunas de las superficies que entran más frecuentemente en contacto con el público. ¿Pero qué tiene este metal que lo hace tan milagroso?

Lógicamente, no hay milagros de por medio, solo ciencia. Concretamente, al contacto de algunas bacterias con las superficies de cobre, este libera iones (partículas cargadas eléctricamente) que tienen la capacidad de perforar sus membranas celulares, interferir en la respiración celular o incluso destruir su material genético. Esto, lógicamente, le confiere un gran poder bactericida; que, por alguna razón, apenas ha sido explorado en las camas de los hospitales. Por eso, un equipo de científicos de la Universidad Médica de Carolina del Sur ha llevado a cabo un estudio, publicado hoy en Applied and Environmental Microbiology, en el que se compara la presencia de bacterias en las camas con piezas de plástico de una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) con los mismos parámetros, pero en una UCI en la que se utilizan camas de cobre. Los resultados son un claro impulso para que los centros médicos tomen la determinación de pasarse a este poderoso metal.

 

Cobre en la UCI

Las camas utilizadas en el estudio estaban equipadas con rieles y estribos de cobre, piezas que en el grupo de camas control estaban fabricadas únicamente con plástico.

Al analizar la concentración microbiana en ambas superficies, comprobaron que casi el 90% de las muestras tomadas de los rieles de plástico tenían unos niveles superiores a los considerados seguros, mientras que en las de cobre no ocurría lo mismo.

 

Las infecciones, a menudo causadas por bacterias resistentes a los antibióticos, son uno de los grandes quebraderos de cabeza de los médicos en las unidades de cuidados intensivos y las camas son uno de los lugares en los que se encuentran con más frecuencia. Por mucho empeño que se ponga en limpiarlas, no siempre se logra reducir la carga microbiana lo suficiente y esto, en pacientes con una salud tan delicada y un sistema inmunitario a veces comprometido, puede ser fatal.

Por eso, dados los resultados de este estudio, sus autores animan a los fabricantes de camas de hospital a que sustituyan el plástico por el cobre. Por supuesto, esto no indica que no deban seguir desinfectándose las estancias como de costumbre, pero añade una barrera extra para la entrada de agentes patógenos al organismo de los enfermos. Toda precaución es poca y, en casos como este, conviene seguir los consejos de los guerreros babilonios.

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