EFECTO ‘NOCEBO’, EL FENÓMENO QUE EXPLICA POR QUÉ LA MAYORÍA DE LAS REACCIONES A LAS VACUNAS SON MENTALES

6 de cada 10 reacciones adversas a las vacunas contra COVID-19 podrían ser consecuencia del efecto ‘nocebo’. Así funciona este trastorno mental.

Después de casi dos años de crisis sanitaria, quienes no hayan recibido al menos una dosis de vacunación, han decidido no hacerlo. Con las jornadas de vacunación muy avanzadas alrededor del mundo, hay quienes incluso tienen acceso a un refuerzo de las alternativas disponibles. A pesar de ello, todavía existen personas que muestran cierta resistencia a administrarse cualquiera de los fármacos contra COVID-19.

Por miedo, por oposición política o franco desconocimiento, millones de personas tienen la convicción de que pueden protegerse contra el virus por su cuenta. Cuando se les obliga a recibir la vacuna, sin embargo, ‘confirman’ lo que ya pensaban: los efectos secundarios son insoportables, y casi prefieren haber contraído el virus que haberse puesto la inyección. La sintomatología, sin embargo, podría ser consecuencia del efecto ‘nocebo’. Esto es lo que sabemos.

 

Más sobre la crisis sanitaria: Qué podemos esperar del tercer año de pandemia, según la ciencia

¿Realmente me siento mal, o es pura sugestión?

efecto nocebo
Fotografía: DIBYANGSHU SARKAR / AFP)

De acuerdo con el New Zealand Medicines and Medical Devices Safety Authority, el efecto ‘nocebo’ funciona justamente al revés que el efecto placebo. En lugar de hacer que las personas se sientan bien tras administrarse alguna medicina, su sugestión hace que sientan los efectos negativos con más fuerza.

“Describe una situación en la que se produce un resultado negativo debido a la creencia de que la intervención causará daño. Es un fenómeno a veces olvidado en el mundo de la seguridad de los medicamentos,” explica la institución desde su portal oficial.

Según los registros de la institución, es mucho más probable que una persona se sienta mal tras tomarse una medicina que ‘sabe’ que le hará daño. Lo mismo aplica si el paciente está muy preocupado por los efectos adversos que el fármaco podría tener en su salud. Aunque a nivel físico no se perciban realmente consecuencias, la mente las exagera.

Este fenómeno se está apreciando con las vacunas contra COVID-19. De acuerdo con un estudio publicado en JAMA Network Openel 60 % de las reacciones adversas a las vacunas son producto del efecto ‘nocebo’, más que de sintomatologías físicas. El problema, sin embargo, no termina cuando las personas se recuperan de los síntomas exagerados.

Te sugerimos: Por qué las vacunas contra COVID-19 están ayudando a regenerar tejidos dañados en el cuerpo

Más allá de la sugestión

 

efecto nocivo

Fotografía: Prakash SINGH / AFP

Ya sea por las oleadas mediáticas de desinformación, o la afiliación a ciertas figuras públicas, siguen habiendo personas que desconfían de las vacunas contra COVID-19. A pesar de que están diseñadas específicamente para construir una barrera biológica contra el virus, las convicciones políticas y morales pueden ser todavía más poderosas.

En términos del efecto ‘nocebo’, la investigadora del placebo Julia W. Haas del Beth Israel Deaconess Medical Center (BIDMC) asegura que es importante documentar los casos. Más allá de la sugestión, lo sugiere para evitar más histeria colectiva en torno a las vacunas:

“Recopilar evidencia sistemática con respecto a estas respuestas nocebo en los ensayos de vacunas es importante para la vacunación contra el COVID-19 en todo el mundo, especialmente porque se informa que la preocupación por los efectos secundarios es una razón para la vacilación de la vacuna“, explica la experta.

Según la información que Haas ha recopilado en Israel, el 52 % de las reacciones adversas con la segunda dosis de vacunación se deben al efecto ‘nocebo’. Tras una mala experiencia con la primera inyección, las personas literalmente esperan lo peor. Mentalmente, se programan a sí mismas para tener una mala experiencia.

 
 

En sí mismas, las vacunas podrían no ser tan agresivas para el organismo. Sin embargo, la sugestión de los pacientes hace que los efectos secundarios se padezcan más gravemente. La “ansiedad y preocupación hacen que las personas estén demasiado alertas a los sentimientos corporales sobre los eventos adversos,” concluye Haas —y no tanto los fármacos en sí mismos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *