¿Cómo influye la salud mental en los juicios penales?

En un juicio, toda palabra o gesto puede ser usado en nuestra contra. De allí que la mayoría de los sospechosos, tanto culpables como presuntos, teman llegar a tribunales y ser condenados a prisión. Pero lo que muchos sospechosos no saben es que la ley se ensaña más con aquellos que tienen problemas de salud mental.

La justicia ve a la salud mental como un rasgo criminal 

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El equipo de psicología de la Universidad de Flinders ha descubierto que ciertos comportamientos de desarrollo y salud mental pueden resultar sospechosos para los forenses que testifican en juicios penales. Entre ellos, los ataques de ira, la mirada perdida, o los tics corporales durante su testimonio. 

Tal parece que estos signos atípicos, además de reflejar problemas mentales, sugieren que el acusado está engañando al jurado con sus declaraciones. Lo que para la ley y para los forenses es prueba irrefutable de que esa persona es el “verdadero asesino”. 

Durante varias semanas, el equipo de Flinders evaluó los juicios de credibilidad que hacía el sistema de justicia penal para corroborar coartadas. En concreto, estudiaron cómo influían los comportamientos comúnmente percibidos como indicadores de engaño en más de 400 personas acusadas por robo de dinero. 

Fue así que hallaron tres comportamientos supuestamente vinculados a la salud mental, que podían ser evaluados injustamente durante un juicio. Aunque en realidad, dependiendo de la personalidad de cada acusado, podrían ser perfectamente comportamientos cotidianos. Entre ellos:

  • El rechazo o repugnancia que los sospechosos reflejaban con la mirada. 
  • Los movimientos corporales repetitivos en manos y piernas. 
  • Y los testimonios neutros. Es decir, cuando los monólogos del acusado no muestran afecto, miedo o culpa al hablar.

Al principio, los investigadores probaron la influencia de estos comportamientos pidiéndoles a los acusados que mostraran alguno de estos tres durante un juicio improvisado con forenses. Pero al ver que los “juicios” siempre acababan culpando a todos, decidieron optar por otro método. Básicamente pedirle a los acusados con problemas de salud mental que frenaran al máximo sus movimientos y agresiones durante el juicio.

Como resultado, los acusados con estas patologías dejaron de ser señalados por los los forenses como culpables. Al menos por encima del resto de sospechosos “mentalmente estables”. Lo que llevó a los investigadores a concluir que estos tres signos hacían  especialmente vulnerable a las personas acusadas de delitos penales. Tales como homicidios, robos, desfalcos, calumnias o acoso.

¿Qué tan culpables son los acusados con problemas mentales?

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La gente a menudo cree que las personas con problemas mentales son más propensas a cometer delitos. Un análisis comprensible, ya que muchos de ellos no suelen seguir las convenciones socialmente aceptadas.

 

Ahora, una cosa es la esquizofrenia o el trastorno de personalidad  antisocial que sufría Ted Bundy, y otra cosa son los tics corporales. 

Para los psicólogos, la expresión emocional y los movimientos corporales no son indicadores confiables de la veracidad de un testimonio. Cualquier persona en una situación incómoda puede desarrollar esa clase de impulsos, por lo que se necesitan más pruebas para determinar si existe alguna vinculación.

Desafortunadamente, los policías y los forenses se dejan llevar muchas veces por sesgos cognitivos a la hora de acusar a un sospechoso. O inclusive por perfiles sintomáticos obsoletos sobre ciertas enfermedades mentales.

Por ejemplo, la apatía y el desagrado excesivo son signos comunes en las personas con esquizofrenia, depresión e incluso Parkinson, como efecto secundario de los medicamentos psicotrópicos. Pero eso no significa que tengan tics en los brazos o cualquier otro de los tres signos “culpables” para la ley. 

Lo mismo ocurre en el caso de las personas con autismo, el síndrome de Tourette o el TDAH. Problemas de salud mental que ocasionan una falta de expresividad y, en muchos casos, tics nerviosos inofensivos. 

Pensar más en las evidencias y menos en los gestos

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En conclusión, y aunque el vínculo entre la salud mental y los juicios penales es subjetivo, no puede negarse que se considera un factor clave para los policías, fiscales y forenses del sistema penal.

“Las personas de orígenes culturalmente diversos también pueden interpretar preguntas y comentarios desconocidos de manera diferente. ¿Cómo podemos asegurarnos de que la evidencia sólida, en lugar de factores no relacionados, dé forma a las decisiones?”

Alliyza Lim, psicóloga en la Universidad de Flinders en Australia

Así que en estos casos es mejor prevenir que lamentar, y ante un juez, evitar a toda costa los movimientos repetitivos y la falta de expresividad en la mirada. Al menos hasta que el sistema de justicia penal entienda que la salud mental no es tan importante como las evidencias forenses durante un juicio.

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