¿Cuál es la historia del envenenamiento por arsénico y cómo mata?

Hace varios siglos atrás, el envenenamiento por arsénico era una de las técnicas para asesinar personas. Al tratarse de un veneno casi inodoro e insípido, fue empleado por y contra las clases dominantes en Europa. Principalmente durante la Edad Media y el Renacimiento.

Para comprender un poco más sobre este veneno, decidimos hacer un repaso por la historia del envenenamiento por arsénico.

 

El arsénico en su estado más puro se encuentra en el medioambiente, combinado con otros elementos. Por ejemplo, puede unirse al oxígeno, cloro, azufre, hidrógeno o carbono. Se caracteriza por ser un elemento sólido, de color gris y textura quebradiza. La mezcla con esos compuestos da como resultado un polvo blanco que no tiene color ni olor. Características que lo hacen imperceptible, y fácilmente se lo puede agregar al agua o a los alimentos.

El arsénico fue muy usado para asesinar en silencio a gente con mucho poder o a rivales. Uno de los relatos más conocidos es el del emperador Nerón, quien se deshizo de su hermanastro echándole arsénico en su sopa.

En el siglo XVIII, la popularidad del envenenamiento por arsénico comenzó a decaer pues empezaron a aparecer técnicas de detección del veneno en el cabello, la orina o las uñas.

En la actualidad, el envenenamiento por arsénico podría darse de forma accidental. El modo por el que se podría intoxicar una persona es por medio del agua potable, ya que el mineral podría encontrarse en altas concentraciones. Las otras fuentes de exposición accidental incluyen el contacto con suelo o polvo contaminado. También por medio de la madera que ha sido preservada usando compuestos de arsénico o ciertos alimentos, como el arroz y algunos jugos de frutas.

Vía Pixabay.

¿Por qué el arsénico es tan tóxico?

 

La toxicidad del arsénico proviene de su proximidad al fósforo en la tabla periódica de elementos. Ambos compuestos químicos tienen estructuras atómicas y propiedades similares. Además, ambos poseen llaves químicas que desbloquean el acceso a la función celular. Pero mientras que el fósforo es esencial para la vida, el arsénico es perjudicial y mortal.

La similitud del arsénico con el fósforo significa que son sustituibles el uno por el otro en muchas reacciones químicas. Pero el arsénico puede usarse como veneno para casi todas las formas de vida.

Cuando ingresa al organismo, el arsénico bloquea químicamente las “cerraduras” celulares, de este modo daña casi todos los órganos del cuerpo humano. En grandes dosis, causa vómitos, diarrea, deshidratación, shock, ritmos cardíacos anormales e insuficiencia multiorgánica, y hasta la muerte. La exposición a largo plazo a altos niveles de arsénico en el agua potable está relacionada con afecciones médicas como trastornos de la piel, un mayor riesgo de diabetes, presión arterial alta y varios tipos de cáncer, incluidos los de pulmón y piel.

La intoxicación por arsénico se puede tratar si se detecta a tiempo. Un medicamento clave es el dimercaprol, desarrollado durante la Segunda Guerra Mundial como antídoto contra las armas químicas a base de arsénico. El fármaco actúa absorbiendo el arsénico y neutralizando su toxicidad.

Pero no todo es malo con el arsénico. En 1909, el químico alemán Paul Ehrlich y sus colegas desarrollaron un compuesto cargado de arsénico llamado Salvarsan. Este fármaco sirvió para tratar la sífilis, ya que podía buscar y destruir las células enfermas. Además, el arsénico llegó a usarse en la quimioterapia.

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