Las olas de calor serán cada vez más intensas debido al cambio climático

El cambio climático podría ser responsable de las olas de calor extremo que están viviendo Europa y Asia este año. 

Tras varios estudios de atribución, los investigadores del Imperial College de Londres aseguran que el calentamiento global ha jugado un rol clave en la intensidad y la frecuencia de estos episodios de calor en el siglo XXI. No solo por el aumento significativo de la temperatura media anual, sino también por el incremento de las temperaturas mínimas.

Las olas de calor podrían dejar de ser lo que conocemos 

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Si bien la diversidad del planeta favorece la aparición de olas de calor a mediados de julio y agosto, no todos los países habían experimentado episodios tan intensos como en esta última década. 

Entre 2011-2020, la aparición de temperaturas máximas se ha duplicado alrededor del mundo. Y gracias a ello, países como China, India y Pakistán están viviendo jornadas de calor desde el mes de mayo.  

Todos los estudios de atribución han vinculado estos episodios meteorológicos con el cambio climático, pues el calentamiento global ha demostrado ser capaz de aumentar la intensidad de las olas de calor en más de una ocasión. Por ejemplo, durante la ola europea de 2003, o durante la ola de calor rusa de 2010. Momentos en los que la temperatura media global alcanzó los 0,64 °C y el hielo de los glaciares periféricos en Groenlandia comenzó a derretirse. 

No obstante, el Imperial College asegura que pueden haber otros factores vinculados a las olas de calor. Con lo cual se necesitan más estudios para determinar qué tan peligroso es el rol del cambio climático entre julio y agosto, pues han habido episodios extremos mucho antes de que habláramos del calentamiento global.

Lo que sí es un hecho vinculado al cambio climático es la aparición de olas de calor tempranas. Es decir, previas al verano, en donde se supone que las temperaturas son mucho más bajas.

Cada nueva ola de calor está llegando más temprano, y sus consecuencias son devastadoras

El último informe de la AEMET sugiere que en esta última década hay olas de calor antes del solsticio de junio. Lo que significa que el verano se ha prolongado un mes más de lo habitual, y con ello, los efectos negativos de las olas de calor extremo. 

Países como España, ahora enfrentan temperaturas que sobrepasan los 40 °C durante el día y los 20 °C durante la noche. Lo que ocasiona un aumento claro del riesgo de muerte por deshidratación.

Varios estudios han demostrado que las noches cálidas son especialmente peligrosas para las personas mayores o aquellos con enfermedades crónicas. Esto debido a que no se adaptan bien a los cambios repentinos de temperatura como los jóvenes, por lo que pueden sufrir desde dolor de cabeza y náuseas hasta hipertermia o convulsiones mortales. 

¿Cuál sería el peor escenario?

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Si se confirma que las olas de calor están cambiando más rápido debido al cambio climático, lo más probable es que veamos un aumento en la frecuencia con cada grado adicional de calentamiento global. Es decir, podríamos pasar de los 40 °C aproximados a los 50 °C a la sombra en un par de años. Y de los 20 °C en la noche, a los 25 °C a la hora de dormir.

Esto a su vez puede provocar efectos adicionales en el ecosistema. Por ejemplo. incendios de sexta generación, cada vez más intensos por la extensión de vegetación seca. O también sequías repentinas alrededor del mundo, que llevan ya muchos años vinculadas al calentamiento global y el aumento de las temperaturas.

Sin embargo, esta es solo la estimación de los investigadores del Imperial College. Puede que las olas de calor futuras solo le ocasionen problemas al ser humano. 

Entre 2000 y 2020, los episodios de calor extremo han cobrado cerca de 157 mil personas vidas humanas alrededor del mundo, así que es momento de prepararnos para los cambios que se avecinan.

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