Los movimientos oculares mejoran nuestra memoria episódica de los eventos

Gracias a los movimientos oculares, somos capaces de recrear sueños y eventos pasados en nuestra memoria. Es por eso que cuando recordamos algo, nuestros ojos empiezan a moverse involuntariamente en un patrón similar al que usaron durante ese suceso.

Un estudio reciente reveló que el cerebro no solo mueve los ojos para recibir información visual, sino que también los utiliza como secuencias matemáticas para almacenar datos. Con lo cual la psicología cognitiva está cada vez más cerca de entender la dinámica de los recuerdos y la memoria robótica

Giros y cambios de enfoque. Así contribuyen los movimientos oculares a la memoria

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Los investigadores de la Universidad de Lund han descubierto que la memoria solo procesa una pequeña parte de la información que recibe del exterior. Siendo precisos, la parte que nuestro campo de visión le permite apreciar a simple vista. Lo que muchas veces se limita únicamente a la persona que tenemos delante, si estamos en medio de una discusión, o a varios objetos en primer plano.

Para poder superar esta limitación, el cerebro utiliza los movimientos oculares. Básicamente, envía estímulos eléctricos a los ojos para que cambien constantemente nuestro foco de atención mientras ocurre un suceso. De esta manera, es mucho más fácil almacenar una imagen completa que luego pueda reproducirse en nuestra mente.

Estos movimientos oculomotores pueden ser simples cambios de dirección al mirar de izquierda a derecha, o procesos de fijación más complejos como ocurre cuando perseguimos a un objeto con la mirada o cambiamos el enfoque de la retina hacia lugares más alejados. Incluso, puede ser una mezcla de todos los anteriores.

Por desgracia, muy pocas veces somos conscientes de todos los movimientos oculares que se están llevando a cabo mientras la memoria procesa un evento. 

Los movimientos oculares tienen también su límite y sus riesgos

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Cada fijación oculomotora ocurre de tres a cuatro veces por segundo según los investigadores. Lo que significa que son movimientos muy breves, y como tal, solo pueden procesar una cantidad mínima de información. Ya sea el color del cabello, el rostro o un objeto en escena.

En teoría, esto no es malo, pues ayuda a optimizar la cantidad de información que el cerebro almacena. Sin embargo, puede dar lugar a malos entendidos cuando un evento ocurre muy rápidamente y cada persona se fija en un enfoque diferente.

Justo por eso los investigadores decidieron probar qué tan limitados eran los movimientos oculares cuando buscaban almacenar datos en la memoria.

Para ello, reunieron a 60 participantes de diferentes edades y géneros, y les mostraron varias imágenes. Algunas más simples de objetos, verduras o animales, y otras más complejas por la cantidad de paisajes urbanos. 

Después de un breve descanso, el equipo les pidió que describieran cada imagen de la forma más detallada posible. Y curiosamente, todos coincidieron en que los patrones más complejos eran más difíciles de recordar que los simples. Sin embargo, los participantes estuvieron en todo momento imitando inconscientemente los movimientos oculares que realizaron al inicio del experimento. 

Al ver esto, los investigadores llegaron a dos conclusiones importantes. La primera, que las secuencia de movimientos oculares está, en efecto, vinculada a la reconstrucción de la memoria. Y la segunda, que existen ciertas limitantes visuales que pueden dificultar la tarea de recordar información. Por ejemplo:

  • La dirección de la imagen.
  • La ubicación de la mirada. 
  • Qué tan compleja es visualmente (formas, colores o tamaño).
  • O el tiempo que hay para observar la escena antes de pasar a otrs.

En esencia, detalles que suelen pasar desapercibidos, pero que nos permiten revivir con precisión aquella experiencia pasada.

La memoria episódica no debería ser ahora un misterio

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Investigaciones anteriores ya sugerían que, al recordar episodios previos, la memoria ensambla imágenes parciales para conseguir una mirada completa del evento. Sin embargo, no sabían cómo el cerebro escaneaba esas imágenes y les daba sentido. 

Ahora sabemos que todo se debe a los movimientos oculares, por lo que la neurociencia puede convertir este procesamiento de memoria en un mecanismo matemático. De tal manera que pueda utilizarse como un mecanismo para mejorar la robótica o la rehabilitación de los pacientes con lesiones cerebrales. 

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