¿Por qué los rayos cósmicos no pueden llegar al centro de la galaxia?

La Vía Láctea, el espacio en el universo donde se ubica nuestro sistema solar, aún nos esconde infinidad de secretos. Tan solo años atrás logramos comprobar que en su centro había un gran agujero negro supermasivo. Ahora, un nuevo estudio nos ha revelado que en mismo centro de la galaxia, los rayos cósmicos no parecen ser tan bienvenidos.

Los autores detrás de tal observación fueron Xiaoyuan Huang, Qiang Yuan y Yi-Zhong Fan. El trío publicó sus hallazgos en Nature Communications y destacó la importancia que su descubrimiento podría tener para nuestro futuro entendimiento de la conformación de nuestra galaxia y los procesos que la rigen.

El generador de partículas de la naturaleza

El astrónomo Huang de la Academia de Ciencias de China estuvo a cargo del proyecto. Para él, se realizaron observaciones de la radiación gamma en la nube molecular central de la Vía Láctea. Todo gracias a los datos recopilados por el Telescopio de Área Grande Fermi.

Por años, se ha creído que el centro de la galaxia podría ser una especie de “generador de partículas” natural de la Vía Láctea, lo que lo convertiría también en el punto de origen de los rayos cósmicos. En resumen, ellos no son más que protones y núcleos que ya no tienen electrones y que han sido acelerados a velocidades relativistas gracias a los poderosos campos magnéticos que los circundan.

Debido a la presencia de elementos como restos de supernovas, nebulosas de viento púlsar y Sagittarius A* (el agujero negro supermasivo), existen infinidad de campos magnéticos que podrían generar rayos cósmicos.

En consecuencia, se creía que, al alejarse de su centro, el movimiento de los rayos cósmicos conformaron la especie de “mar” de ellos que ahora se registra desde de la Tierra. Ahora, los nuevos datos sobre la nube molecular central nos dicen que los rayos cósmicos ni siquiera pueden alcanzar el centro de la galaxia.

Una noticia inesperada: los rayos cósmicos no pueden llegar al centro de la galaxia

Al analizar las mediciones de rayos gamma (unos de los pocos que realmente pueden utilizarse para estudiar la nube molecular central), se observó que efectivamente el centro de la galaxia se comporta como un acelerador de partículas. Sin embargo, está lejos de tener las altas cantidades de rayos cósmicos que la teoría nos había prometido.

De hecho, según parece, la parte más central de la galaxia ni siquiera permite el paso de los rayos cósmicos. Por lo que ahora no se la puede ver como el punto de nacimiento de las olas de rayos que terminaron dando vida al “mar” cósmico.

Pero… ¿por qué?

Por ahora, no se ha podido encontrar una explicación clara. Sin embargo, sí se han generado hipótesis de la mano de los nuevos hallazgos. Por un lado, se cree que el rechazo a los rayos cósmicos en el centro de la galaxia podría deberse a la turbulencia magnetohidrodinámica. Ella básicamente implica que las partes más densas de la nube podrían generar campos magnéticos por compresión que actuaran como “barreras” contra los rayos.

Por otro lado, también han considerado el posible efecto que tendrían los vientos solares. En nuestro propio sistema, son ellos los que modulan el movimiento y presencia de rayos cósmicos. Debido a eso, en el centro de la Vía Láctea, el desplazamiento de los vientos solares también podría estar bloqueando el acceso a la nube molecular central.

En todo caso, ambas suposiciones aún están por probarse y, seguramente, cuando finalmente alguna se compruebe, podremos aprender mucho más no solo sobre los rayos cósmicos, sino también sobre el misterioso centro de nuestra galaxia.

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