VEJEZ Y COVID-19

Es una constante que la vejez, a través de los tiempos, sea rechazada o vista con desconfianza. Aquello de la funcionalidad o utilitarismo de las cosas lo puede explicar mejor. En la sociedad de consumo las cosas que ya no sirven se tiran rápidamente a la basura para renovar lo viejo por lo nuevo y novedoso. Pero eso que sucede con las cosas, con las mercancías, se extiende al hombre convirtiéndolo también en objeto.

Ciertamente, en el mundo de la naturaleza el organismo humano es el que más rápidamente se deteriora por su reconocida fragilidad desde el nacimiento. Pareciera que somos los seres más frágiles de la naturaleza y los viejos los más desprotegidos.

Deterioro, disfuncionalidad, improductividad y elevados costos sociales y económicos están asociados con la vejez. Podría ser que por ello, hay que hacer una poda a la vejez en el mundo. Una reducción de la población de ese sector que está en constante crecimiento y que para el gran capital se vuelve  improductivo. Aquí se aplica el principio económico del Costo-Beneficio, lo que resulta costoso y no genera utilidad o beneficio debe ser eliminado en la lógica y criterio del capitalismo, más aún en su momento de crisis aguda.

Para algunos sectores, los viejos no aportan beneficios a la sociedad, más bien, se ven como una carga social, predomina el criterio utilitarista del mercado. Los viejos ya no desempeñan tareas importantes; cuidar a los nietos no tiene valor mercantil, cuidar la casa tampoco, hacer los  encargos del hogar, menos.

Por el contrario, los viejos demandan de una pensión vitalicia, medicamentos en abundancia; de todas las enfermedades en el mundo las que más permanecen están asociadas con el envejecimiento.

Sin caer en las Teoría Conspirativas derivadas de la aparición del Covid-19, si resulta sospechoso (el sospechosismo mexicano) que la gran mayoría de contagiados y fallecidos por la Pandemia son mayores de 60 años. Alguien conspira contra los viejos, el virus llega espacialmente a los Asilos de Ancianos en Monterrey, en Villahermosa y en la ciudad de México. Toda la información ofrecida por las autoridades sanitarias respecto a las victimas las ubican en 60 años en adelante.

Se argumenta que el virus ataca al sistema inmunológico y que los viejos, así como los que padecen enfermedades crónicas serán más susceptibles de contagio. Aquí entra la duda, ese virus es parte de un diseño de laboratorio; no lo sabemos. Solo a través de los años se conocerá toda la verdad. Por lo pronto, los viejos seguirán siendo el sector social de mayor riesgo, los más golpeados no solo por la exclusión, la condena, la reprobación, sino por las nuevas enfermedades de ahora y las que vienen.

Así estamos y así nos va.   

 

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