Nada qué festejar

Este 16 de septiembre, en Zacatecas capital no se llevó a cabo ceremonia alguna para conmemorar las fiestas septembrinas, la capital del estado lució abandonada y fría en una jornada en la que, además, se reportaron pocos visitantes.

Esta ciudad en la que persiste el cierre de negocios, solamente algunos restoráns se salvan, y eso, con escasos, escasísimos comensales. Pues ustedes perdonarán la hipérbole, es decir, mi manifiesta exageración pero las cosas ya no son como antes.

Hoy, una ciudad se desdibuja desde sus cimientos a la deriva, ya que nadie deseó salir pues no hubo gobernador al que se pudiera vitorear o, como es la norma, reclamar por no haber podido sacar adelante a una entidad que, como la nuestra, es más que nada botín político, alucine de gandallas, zona de perversos y negociantes de poder.

Había un clima frío esta mañana, en la que nada fue como antes, imaginemos por un momento que por avenida Hidalgo, desde la plazuela de García, allá por Cristo, una multiplicidad de instituciones escolares, militares, personal de gobierno y otros, marcharon convencidos de que su presente era mejor.

Que la pandemia, aunque cundiera, era de fácil solución para las autoridades, que se invirtieron recursos para que los negocios no quebraran, que múltiples familias conservan sus puestos de trabajo, que los padres y madres de familia tienen autoridades verdaderas, no la cauda de ineptitudes que asoma por todas partes.

Pero fue sólo nuestra imaginación, pues la realidad apunta a que un virus acecha, decenas de restoráns, tiendas y boutiques han cerrado, centenares han sido despedidos, otros partieron.

Que vivan ya no los héroes que nos dieron patria, ese empalago digno de un panfleto de Paco Ignacio Taibo II, sino aquellos que de modo cotidiano dan la vida para sacarnos adelante, fuera de la demagogia oficial y los triunfalismos excesivos.

Gabriel Rodríguez, Informativo Render Noticias.